LOS PRIMEROS SERES HUMANOS
"Nuestra tierra tiene casi cinco mil millones de
años. Desde hace tres millones hay vida sobre ella, y hace quince millones
comenzó la evolución que llevó hasta la aparición del ser humano. Los pasos
requeridos para que surgieran unos seres parecidos a nosotros fueron innumerables.
Aunque en este terreno quedan por resolver aún muchas cuestiones, los
científicos pueden esbozar a grandes rasgos esa evolución. Nada les ha ayudado
tanto en esta tarea como ciertos hallazgos de huesos y utensilios.
Parece ser que los primeros seres “prehumanos”
comenzaron a caminar de pie hace ya más de cinco millones de años. Al hacerlo,
sus extremidades delanteras quedaron libres y pudieron evolucionar hasta
convertirse en manos. El volumen del cerebro de esos seres vivos se triplicó
durante los siguientes tres millones de años y los “prehumanos” se convirtieron
en “protohumnaos”. Eran capaces de utilizar piedras y madera a modo de
utensilios. Y como el material de esos instrumentos de los primeros humanos era
la piedra, se denomina Edad de Piedra a los primeros 500.000 años de la
historia de la humanidad.
Desde aquellos primeros seres humanos de la
Edad de Piedra hasta el hombre moderno, llamado Homo Sapiens, quedaba aún por recorrer un largo camino. Los
primeros representantes de este nuevo ser humano y, por tanto, nuestros
antepasados directos, fueron los llamados hombres de Cromañón. Se les puso ese
nombre por el lugar del suroeste francés donde fueron hallados; pero provenían
de África. Unos 40.000 años antes se habían trasladado desde allí hasta Asia,
Europa y –a través del paso terrestre existente aún entre Siberia y Alaska –
América del Norte.
Los primeros seres humanos vivían en grupos – “hordas”-
de 20 a 50 miembros como cazadores y recolectores. Se alojaban en cuevas,
chozas sencillas de ramas o tiendas hechas de pieles de animales. Sin embargo,
no las habitaban de forma permanente; al ser nómadas, seguían a los rebaños que
les proporcionaban alimento y vestido y migraban coincidiendo con las
estaciones. Eran más inteligentes que los “protohumanos” y cazaban con mayor
habilidad: además de la lanza inventaron la flecha y el arco, excavaban trampas
y apresaban animales salvajes con lazos. Sirviéndose de utensilios cada vez
mejores, ahuecaban troncos de árboles y los utilizaban como botes. Pronto
aprendieron a capturar también peces con lanzas y con las primeras redes. Como ya
dominaban el arte de hacer fuego, podían asar carne y pescado y hacerlos así
más comestibles. Al parecer, transmitían sus conocimientos y técnicas de
trabajo de generación en generación. Así pues, podemos dar por supuesto que
poseían un lenguaje bien caracterizado. La evolución precisa de ese lenguaje
sigue siendo todavía un gran enigma científico. Lo que sí es cierto es que ese
tipo de lenguaje fue la condición previa para regular la vida cotidiana en
grandes grupos y mejorar aún más la colaboración entre sus miembros.
Hubo un momento en que los seres humanos no
dedicaron ya todo su tiempo y fuerzas para cazar animales y recolectar frutos;
en cualquier caso, desarrollaron cierto sentido para las cosas bellas.
Elaboraron pulseras y collares con dientes, conchas y perlas, crearon figuras
de piedra y hueso y ornamentaron sus armas y utensilios con relieves tallados.
Así fue como aparecieron las primeras grandes obras de arte de la humanidad:
las pinturas de un gran número de cuevas de Europa, por ejemplo las figuras de
Lascaux, en Francia, y Altamira, en España, con sus 20.000 años de antigüedad.
Nadie sabe con exactitud por qué crearon los seres humanos esas figuras tan sorprendentes.
Es posible que, representado a los animales, quisieran conseguir alguna fuerza
secreta para tener éxito en la caza; quizá ejecutaban danzas de conjuro ante
aquellas imágenes a la luz de antorchas para granjearse la amistad de sus
diosas o dioses - si es que creían en tales seres -. Así lo suponen los
científicos que estudian los orígenes de la religión. Lo deducen de la manera
de enterrar a los muertos, sobre todo de los objetos hallados en las tumbas y
que no pudieron haber tenido otra finalidad que proteger y acompañar a los
difuntos. También lo deducen de ciertas obras artísticas que fueron creadas,
muy probablemente, por motivos religiosos. Tal es el caso de la famosa Venus de
Willendorf, interpretada - con mucho
fundamento – como una diosa de la fertilidad. Y aunque esas interpretaciones
vayan, quizá demasiado lejos, no hay duda de que los creadores de la Venus de
Willendorf y de las pinturas rupestres estuvieron estrechamente emparentados
con nosotros".
El australopiteco sólo pudo sobrevivir a sus ataques gracias a que
poseía una inteligencia superior a ellos, mediante la adaptación al
medioambiente en que vivía y desarrollando formas artificiales de
defensa que no estaban al alcance de los seres irracionales. Sus
herramientas eran toscas pero efectivas, eran el resultado de una mente
capaz de imaginar nuevas formas de vida. Poco a poco, dichos seres se
separaron del mundo animal al que pertenecían y consiguieron asegurar la
subsistencia de la especie, la subsistencia de la especie humana. Desde
este punto de partida la criatura racional no ha dejado de
perfeccionarse; el australopiteco es el primer eslabón de la larga
cadena que conduce a los grandes descubrimientos de la inteligencia del
hombre, aquéllos que han hecho posible la técnica y la ciencia de
nuestros días, cuyos logros no sabemos todavía donde nos conducirán.
Evolución
de los primates y aparición del Homo sapiens
El cuerpo humano está conformado por miles de millones de
células y decenas de órganos que demuestran nuestro parentesco
con otros seres vivos. Sin embargo, un solo órgano, el cerebro,
relaciona a los hombres de hoy con los primates, un orden de mamíferos
muy evolucionados que aún existen en el globo terráqueo.
El origen de los primates se remonta a los comienzos de la era Terciaria, hace aproximadamente 60 millones de años, cuando un grupo de mamíferos de reducido tamaño comenzó a cazar insectos y a agudizar más la vista que el oído. Al desaparecer los grandes dinosaurios, los mamíferos sobrevivientes ocuparon el lugar predominante en la naturaleza y entre ellos se destacaron los primates que habitaban en las copas de los árboles y que desarrollaron una gran capacidad para sobrevivir: poseían un cerebro superior puesto que podían coordinar la vista y el movimiento de las manos. Sus manos eran prensiles y la posición de los ojos les permitía una visión tridimensional.
Durante el Eoceno, estos pequeños primates se desarrollaron aceleradamente y dieron origen a formas superiores como fueron los prosimios y los simios. Estos últimos son de dos tipos: los monos catarrinos (o monos del Viejo Mundo) y la platirrinos (o monos americanos). Muy posiblemente fueron los catarrinos los que dieron origen a seres muy superiores, los antropoides generalizados o póngidos, de los cuales se desprendieron 2 ramas: los antropoides arborícolas o grandes monos africanos como el gorila y el chimpancé, y los antropoides a ras de tierra. Los antropoides arborícolas son los primates existentes en la actualidad que más se acercan a los seres humanos.
Los antropoides a ras de tierra aparecieron hace aproximadamente 20 millones de años y aunque eran muy parecidos a los arborícolas evolucionaron en otra dirección. Como ejemplo de estos antropoides pueden citarse el Dryopithecus, el Oreopithecus y el Ramapithecus. Estos últimos tienen una antigüedad estimada en 14 millones de años y fueron, posiblemente el origen de los homínidos, es decir, seres con algunas características humanas pero que no eran todavía hombres.
El origen de los primates se remonta a los comienzos de la era Terciaria, hace aproximadamente 60 millones de años, cuando un grupo de mamíferos de reducido tamaño comenzó a cazar insectos y a agudizar más la vista que el oído. Al desaparecer los grandes dinosaurios, los mamíferos sobrevivientes ocuparon el lugar predominante en la naturaleza y entre ellos se destacaron los primates que habitaban en las copas de los árboles y que desarrollaron una gran capacidad para sobrevivir: poseían un cerebro superior puesto que podían coordinar la vista y el movimiento de las manos. Sus manos eran prensiles y la posición de los ojos les permitía una visión tridimensional.
Durante el Eoceno, estos pequeños primates se desarrollaron aceleradamente y dieron origen a formas superiores como fueron los prosimios y los simios. Estos últimos son de dos tipos: los monos catarrinos (o monos del Viejo Mundo) y la platirrinos (o monos americanos). Muy posiblemente fueron los catarrinos los que dieron origen a seres muy superiores, los antropoides generalizados o póngidos, de los cuales se desprendieron 2 ramas: los antropoides arborícolas o grandes monos africanos como el gorila y el chimpancé, y los antropoides a ras de tierra. Los antropoides arborícolas son los primates existentes en la actualidad que más se acercan a los seres humanos.
Los antropoides a ras de tierra aparecieron hace aproximadamente 20 millones de años y aunque eran muy parecidos a los arborícolas evolucionaron en otra dirección. Como ejemplo de estos antropoides pueden citarse el Dryopithecus, el Oreopithecus y el Ramapithecus. Estos últimos tienen una antigüedad estimada en 14 millones de años y fueron, posiblemente el origen de los homínidos, es decir, seres con algunas características humanas pero que no eran todavía hombres.
El Ramapithecus se extinguió hace 8 millones
de años, pero hubo otras especies que sobrevivieron más
o menos tiempo. En general, estos monos cazadores reciben el nombre
de homínidos.
Desde hace unos 6 millones de años fueron apareciendo en
el este de África varias especies de homínidos agrupadas
por los biólogos bajo el género Australopithecus,
que fue adquiriendo la postura erguida como postura habitual y su
capacidad craneana fue aumentando.
Poco a poco, los Australopithecus fueron ocupando todo el
este de África, desde Etiopía hasta el extremo sur.
Hace unos 2.5 millones de años apareció entre ellos
una nueva especie que ya no puede englobarse en este género.
Se trataba del Homo habilis, al que los biólogos
le han asignado el nuevo género llamado Homo.
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El Homo habilis
El Homo habilis
superaba a los Australopithecus en capacidad craneana
y en inteligencia. Fue el primer homínido que aprendió
a tallar piedras para hacerlas cortantes o punzantes. Dispuso así
de armas de caza más eficientes.
Con la aparición del género Homo y
su habilidad para fabricar útiles de piedra se inicia la
llamada Edad de Piedra, cuyo primer periodo se conoce como
Paleolítico y cuya primera etapa, a su vez, es el
Paleolítico inferior.
El Homo habilis se extendió con rapidez por los territorios
habitados por los Australopithecus. Poco después de
su aparición se produjo un drástico cambio climático:
las temperaturas descendieron notablemente en todo el planeta. La
Tierra ya había pasado por varios periodos de frío,
conocidos como glaciaciones, algunas de las cuales habían
extinguido a varias especies, pero esta era la primera que enfrentaban
los homínidos.
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El Homo erectus
Los hombres de la prehistoria fueron polígamos
durante la mayor parte del Paleolítico.
La monogamia se remonta a hace ‘solo’ unos 20.000 años.
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Las condiciones de
vida empeoraron. La caza fue más escasa y los inviernos eran
periodos de hambre. Pese a ello, los homínidos se adaptaron
a las circunstancias. Más aún, en plena glaciación,
hace 2 millones de años, surgió una nueva especie
del género Homo: el Homo erectus. Con él
da comienzo la Era Cuaternaria, cuyo primer periodo se conoce
como Pleistoceno.
La glaciación duró cerca de un millón de años,
es decir, hasta hace 1.5 millones de años, pero la Era Cuaternaria
reservaba cuatro glaciaciones más, separadas por breves periodos
interglaciares.
La
primera glaciación de la Era Cuaternaria se inició
hace algo más de 1 millón de años y fue más
intensa que la anterior. La competencia entre las distintas especies
de homínidos terminó con la extinción de los
Australopithecus hace 1 millón de años y la
del Homo habilis hace 800.000 años. El Homo erectus
sobrevivió, entre otras cosas, porque aprendió a valerse
del fuego. La glaciación terminó hace unos 700.000
años y no debió de pasar mucho tiempo hasta que el
Homo erectus aprendió a controlar el fuego.
La segunda
glaciación de la Era Cuaternaria se extendió desde
hace 600.000 años hasta hace algo más de 300.000 años.
Durante esta época, el Homo erectus aprendió
a organizarse para cazar grandes mamíferos.
La adversidad climática no fue un obstáculo serio
para el Homo erectus, que empezó a proliferar; pero
se encontró con que cada pequeño grupo requería
una gran cantidad de territorio para cubrir sus necesidades, por
lo que se extendió de manera paulatina por toda la Tierra.
Tras un
breve periodo interglaciar sobrevino la tercera glaciación,
desde hace algo más de 200.000 años hasta hace algo
más de 100.000 años. A su término, el Homo
erectus ya ocupaba medio planeta: poblaba toda África,
buena parte de Asia y casi toda Europa (excepto el norte). También
había aprendido a fabricar cabañas, que reemplazaron
a las cuevas como refugio.
El Homo sapiens
Durante la Tercera
Glaciación surgieron las primeras formas de una nueva
especie: el Homo sapiens. Con el tiempo se diferenciarían
dos subespecies: el Homo sapiens neanderthalensis
y el Homo sapiens sapiens. En Alemania se encontró
un fósil preneandertalense de al menos 200.000 años
y en Israel se ha encontrado un fósil de hace unos 100.000
años antecesor del Homo sapiens sapiens, en
compañía de restos neandertalenses y de los últimos
vestigios de Homo erectus, que se extinguió hace unos
90.000 años. Con la aparición del Homo sapiens
se inicia el Paleolítico Medio.
La capacidad craneal del Homo sapiens triplicaba a la del
Homo habilis. En un primer momento, las diferencias entre
las dos subespecies de Homo sapiens eran pequeñas,
al igual que las diferencias culturales respecto al Homo erectus.
No obstante, al principio de la cuarta glaciación, hace unos
80.000 años, encontramos ya una cultura neandertal claramente
definida. Entre sus nuevas costumbres se encontraba la de enterrar
a los difuntos, y entre sus nuevas habilidades, la fabricación
de flechas.
El Homo sapiens se extendió por Europa, Asia y África.
Cazaba todo tipo de animales y se adaptó con eficiencia a
cada medio ambiente. Hace unos 40.000 años, el Homo sapiens
sapiens se convirtió en el primer poblador humano de Australia.
Hace unos 35.000 años empezó a manifestar su superioridad
cultural frente al hombre de Neandertal, dando inicio así
al Paleolítico Superior. A esta época corresponden
los restos más antiguos conocidos de arte prefigurativo (incisiones
y marcas decorativas en hueso y en piedra). Asimismo, se desarrolla
el lenguaje articulado.
Hace unos 25.000 años se extinguió el hombre de Neandertal,
con lo que el Homo sapiens sapiens pasó a ser la única
especie humana sobre la Tierra. Aparte de mínimas diferenciaciones
raciales, no se ha producido ninguna evolución fisiológica
importante desde entonces. La extraordinaria evolución del
hombre ha sido puramente cultural. Hace al menos 23.000 años
el hombre pobló América por primera vez. Accedió
a ella desde Siberia, cruzando un estrecho de Bering seco o helado.
Así, el hombre no tardó mucho en poblar prácticamente
la totalidad de la Tierra.
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El mesolítico
Hace unos 20.000 años,
durante la cuarta y última glaciación de la Era
Cuaternaria, el hombre vagaba por la Tierra en busca de caza
y recolectando frutos allí donde los hallaba. Cuando un grupo
humano llegaba a una zona rica en caza o en vegetación comestible,
establecía campamentos temporales hasta agotar los recursos,
pero algunos se encontraron con parajes especialmente fértiles,
hasta el punto de que se regeneraban antes de ser agotados, de modo
que poco a poco fueron surgiendo campamentos estables o poblados
dedicados a la caza y la recolección. Así fue como
el hombre se hizo sedentario.
La vida en poblados estables supuso un cambio cultural importante.
Se abre así una última fase del Periodo
Paleolítico conocida como Mesolítico. La
cultura mesolítica solo empezó a ser representativa
desde hace unos 12.000 años, momento en el que se considera
que empieza el último periodo de la Era Cuaternaria:
el Holoceno. De esta época se conservan poblados palestinos
con cabañas circulares semisubterráneas de madera,
adobe y piedra.
En el noveno milenio terminó la cuarta glaciación.
La cultura mesolítica se extendió desde Palestina
hasta Siria siguiendo la fértil media luna (extensa faja
de tierra entre el mar Mediterráneo por el oeste y el actual
golfo Pérsico por el este). Mientras el noreste de África
permaneció en estado mesolítico durante varios milenios,
en el Oriente Próximo se produjeron cambios relativamente
rápidos.
La revolución neolítica
Con la aparición
de la agricultura y la ganadería entramos en la segunda
etapa de la Edad de Piedra: el Neolítico.
Por aquel entonces, la Tierra debía contar con alrededor
de ocho millones de habitantes. En el año 8.000 se descubrió
la cerámica en el Sahara y en Siria independientemente. No
obstante, el labrado de la piedra también se perfeccionó.
De hecho, la denominación paleolítico/neolítico
marca el tránsito de la piedra tallada a la piedra pulimentada,
si bien no es esta la diferencia más significativa entre
ambas culturas, sino la aparición de la agricultura y la
ganadería.
Hacia el 7.500 se empezó a cultivar el trigo en Jericó,
y se domesticaron el cerdo y la cabra. Por esta época la
agricultura y la ganadería llegaron a la Alta Mesopotamia.
Hacia el año 7.000, en Palestina las viejas cabañas
circulares habían sido sustituidas por casas de planta rectangular,
subdivididas en habitaciones y con las paredes y el suelo cubiertos
de arcilla.
Durante el séptimo milenio la densidad de población
aumentó notablemente. Se domesticó al buey. La agricultura
se extendió por la península de Anatolia (Turquía).
Hacia el año 6.500 encontramos una agrupación de pueblos
de cerca de 6.000 habitantes, con casas y santuarios de ladrillo
crudo y frescos de divinidades femeninas y toros. A finales del
milenio aprendieron a fundir el cobre para fabricar adornos, puntas
de lanza y objetos diversos, pero el metal era escaso y el descubrimiento
no tuvo muchas repercusiones.
Al comienzo del sexto milenio las técnicas agrícolas
se habían perfeccionado en la zona occidental de la fértil
media luna. Se inventó la hoz, la azada, etc. La cerámica
se extendió desde Siria por ambos “cuernos” de
la fértil media luna. El Éufrates y el Tigris suministraban
excesiva agua en primavera y poca el resto del año, por lo
que en su entorno se formaron grandes aldeas de obreros que construyeron
presas y canales para almacenar y distribuir el agua.
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ResponderEliminarMe ayudó mucho soy de 6 año de primaria
ResponderEliminarQue coincidencia
EliminarMe ayudó mucho soy de 6 año de primaria
ResponderEliminarme ayudo mucho soy de 1 año :)
ResponderEliminarme ayudo amadres en mi tarea
ResponderEliminarme ayudo amadres en mi tarea
ResponderEliminarami tambien
Eliminarme ayudo muchooo si paseeeee 2 año de secundariaaaaaaaaaaaaaaaaaaa siiiiiiiiii
ResponderEliminartengo 9 años y mi sirvio muchoooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarLes aside a ustedes pero Ami no
ResponderEliminarNo esta la respuesta perdon pero es un definitivamente un nooo
Bob esponja XD
ResponderEliminar(*´>ω<))ω`●)
ResponderEliminarmi nieto estudia este tema y yo estudie para poder hacernos preguntas por internet y respuestas para que absorba más lo que aprende y sea como juego, sivimos en paises distintos. me sirvió mucho!!! ,sería bueno hubiese un cuadro sinóptico con las épocas y características resumido. Gracias.
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