LA SOLIDARIDAD
La solidaridad se entiende como la ayuda, el apoyo, la fraternidad y la empatía hacia
quien sufre un problema o se encuentra en una situación desafortunada, o
hacia quien promueve una causa valiosa. Es solidario quien hace suyas
las situaciones, las necesidades y las acciones de los demás. Se es
solidario con un compañero o una compañera que no entendió cómo se
resuelve cierto problema de Matemáticas, explicándole.
La solidaridad debe reflejarse en un compromiso con
el otro, con su dignidad, su libertad y su bienestar, especialmente por
lo que respecta a los más necesitados. Implica conservar nuestra
capacidad de indignación ante las injusticias y estar listos para
combatirlas, así como el compromiso con el respeto de los derechos de
los demás.
Asimismo,
el valor de la SOLIDARIDAD dispone el ánimo para actuar siempre con
sentido de comunidad. La persona solidaria sabe muy bien que su paso por
el mundo constituye una experiencia comunitaria y que, por tanto, las
necesidades, dificultades y sufrimientos de los demás no le pueden ser
ajenos jamás. Quien es solidario sabe que su propia satisfacción no
puede construirse sobre el bienestar de los demás, esta consciente de
que en cada hombre hay la posibilidad de sentirse útil y realizado en
todos los aspectos como persona.
Quien
es solidario entiende perfectamente que es un ?animal sociable por
naturaleza, un zoon politikón, que es una célula del gran cuerpo social y
jamás olvida que no hay trasgresión particular ni privada que no afecte
de alguna manera a los demás?.
El
principio de solidaridad se fundamenta en la naturaleza social del
hombre y en su dignidad de persona. Por ser el hombre sociable por
naturaleza, su perfeccionamiento exige que procure el bien sobre el
bienestar particular, por lo que dispone que cada hombre responderá por
la sociedad de la cual forma parte. Por esto, la solidaridad exige que
los hombres realmente busquen y encuentren la perfección de sus
quehaceres sociales y que la sociedad responda por cada uno de ellos.
Expresa una simetría entre la naturaleza social del hombre y su calidad
de persona, entre el bien particular y el bien social. En consecuencia a
lo anterior, es importante considerar que la tercera generación de los
Derechos Humanos establece sus bases en el Derecho de los Pueblos y de
Solidaridad, atendiendo a la necesidad del derecho a la paz, al
desarrollo, al medio ambiente, y sobre todo como seres humanos a la
coexistencia pacífica.
Expresa
la debida reciprocidad y dependencia del individuo con la comunidad, lo
que se traduce en la responsabilidad integral: cada uno ha de responder
por cada uno de sus miembros. La solidaridad exige que el interés
personal sea puesto al servicio del bienestar comunitario.
«PARA SER SOLIDARIOS»
a.- Reflexionemos sobre la situación de todos aquellos menos favorecidos que nosotros, y no cerremos los ojos frente a sus problemas y necesidades.
b.- Si hay una causa en la que creemos y sabemos que podemos colaborar, no vacilemos en hacerlo.
«LA FALTA DE SOLIDARIDAD»
La falta de solidaridad denota indiferencia, egoísmo, estrechez de miras en cuanto a los seres humanos.
El que se niega a colaborar de manera entusiasta y desinteresada con quienes lo rodean en el logro de un objetivo común, renuncia a la posibilidad de unirse a algo mucho más grande y más fuerte que él mismo, en donde puede encontrar seguridad y apoyo, pues cuenta con el respaldo de sus compañeros, lo mismo que ellos con el suyo.
El individualismo exagerado conduce a la insensibilidad, a la ausencia de grandeza humana, y resta méritos y alegría a cualquier logro por grande que sea, pues no hay con quien compartirlo.
«OBSTÁCULOS PARA LA SOLIDARIDAD»
a.- El afán de destacarse pisoteando a los demás, con el convencimiento de que el mundo está hecho de ganadores y perdedores.
b.- La inclinación a creer que todo lo que no nos afecta de manera directa y personal, no es de nuestra incumbencia.
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